1/12/08

The IT Crowd (La tele que no vemos)


¿Quién dijo que los ingleses eran sosos, amantes del té y extremadamente puntuales? Una de las verdades corroboradas históricamente desde Astérix y Obélix es que están casi locos (o si no que expliquen por qué no han asumido el sistema métrico decimal), y están tan locos que hacen buenas comedias y demás series.


Ya habíamos tenido el tiempo de ver unas cuantas comedias inglesas, rayanas en el humor bizarro y grotesco, de ese que sólo se produce por acá cuando nos tomamos en serio (o si no que lo diga Laura Bozzo o Jota Mario), de las cuales tuvimos tiempo de conocer como The Benny Hill Show o Mr. Bean. A pesar de que no es heredera directa del grotesque británico, como Little Britain (a la cual, con toda –in-justicia, dedicaré un post a su debido tiempo), The IT Crowd, es una de las mejores comedias que se ha visto en los últimos años. Es absurda, loca, con un humor geek¸ que hace que sus 24 minutos sean de diversión condensada y en toneladas, no sólo para los freaks y fanáticos de computadoras. Inolvidable, de lejos, Moss, tal vez el mejor nerd que hayamos visto en la tele, desbanca de lejos a la caricatura idiota de The Big Bang Theory.




Los ingleses, como ya suponemos, no tienen la misma organización de tiempo que nosotros, el resto de los mortales, así que sus temporadas son cortas (como ya lo deben saber los fanáticos de Dr. Who o de la inmamable Secret diary of a call girl), de máximo 7 capítulos, con los que uno queda iniciado, esperando más, adicto, acostumbrado a las eternas temporadas gringas. Cada cierto tiempo, las series británicas demuestran tener un ingenio y un libreto superior al estándar gringo, casi siempre los gringos al americanizarlas, las vuelven sosas y aburridas como la adaptación de Coupling o las castran como está pasando con la versión gringa de Life on Mars, salvo excepciones notorias con vida propia como The Office.


Ya tenemos una garantía que no va a haber adaptación gringa que perratee The IT Crowd, sabiendo que la NBC ya lo intentó en el mid-season 2007-2008, importando a Moss (Richard Ayoade) y con la participación de Joel McHale (conocido entre el público teleinómano por ser el presentador de The Soup en E!), teniendo resultados mediocres que hicieron que no se produjera más sino el piloto... (En Latinoamerica vimos la primera temporada por Sony Entertainment Television, los martes en ese espacio corto pero bueno llamado P.I.)


Espero que la vean, es la mejor reseña que se puede hacer de una comedia, sin hacer algún comentario divertido. Ya se ve, pues que el oficio de crítico amateur de tv es desagradecido, enviándoles los links de la primera temporada (en descarga directa y eLink) y de las otras dos (únicamente en eLink) para bajar sus tres temporadas, cortas y retorcidamente divertidas, como únicamente las series inglesas saben hacer.


Recomendado. Si usted está aburrido de la tele colombiana y de las comedias gringas de risa fácil (salvemos de esta consideración SNL, Arrested Development, The Office y 30 Rock, entre otras), y sobre todo si quiere saber el verdadero humor geek¸y detesta el cliché de The Big Bang Theory.


No Recomendado. Si para usted También Caerás y Sábados felices es el epítome del humor universal, no sabe qué es epítome y no le interesa saberlo.


Aquí les dejo uno de los momentos célebres del segundo capítulo,: http://es.youtube.com/watch?v=BBuo41qYOgw


Gomorra


Gomorra es un libro sobre la mafia, no es El cartel de los sapos ni mucho menos Sin tetas no hay paraíso. No es una justificación histórica como Mi confesión de Carlos Castaño, ni pretende ser una apologética de la conducta mafiosa, en la típica ambivalencia colombiana que nos lleva a condenar la riqueza obscena, legal o ilegal, pero relacionarse con ella con nexos mucho más que sutiles, que no representen un dilema moral o algo que afecte la conciencia teflon colombiana (tal vez la conciencia teflon implique el efecto teflon del afrodisíaco del poder, sin importar su poseedor).

Gomorra es una muestra de la globalización del crimen, globalización de la mercancía, del hombre y de la muerte, de la vuelta al estado de naturaleza como condición necesaria para la evolución del capitalismo salvaje, que aplica distintos productos, incluyendo sus directivos, como mercancías, desde el tráfico de personas, la haute couture italiana, pasando por el consabido narcotráfico, el tráfico de armas, la construcción y subcontratación de obras públicas hasta la disposición de residuos tóxicos.

Gomorra es una muestra de la ramificación e imbricación mundiales del Sistema, llamado anteriormente la Camorra, y de los distintos esquemas mafiosos. Sin embargo, no hay en el libro meras estadísticas ni acciones abstractas, hay nombres, fechas, clanes, historias, que son una herida constante en la historia, en la idea ilustrada que en algún momento pretendió llamarse humanidad. Su lectura, como la de pocos libros, no solamente tiene el valor de la veracidad, del reconocimiento de la falsedad de la supuesta superación del homo homini lupus, su valor radica en la intrincada relación, el valor del peonaje, del trabajo legal e ilegal, del desarrollo de la teoría del caos llevado a la práctica social en la ficción de la aldea global.

Gomorra es un reflejo de uno de los riesgos de la globalidad salvaje y por tal razón es un reflejo de nosotros mismos, una vez visto como el dinero fluye por caudales inusuales, siendo la forma más inaudita y chocante el reciente espectáculo piramidal y demegeante. Su autor, Roberto Saviano, un rock star de la libertad de expresión, amenazado de muerte por la misma Camorra a la que se ha encargado de desenmascarar mediante la narración (Como nota baladí, en un concierto dedicado a su figura, la gran Miriam Makeba, cantante de la feliz versión original del Pata-Pata –por favor, no tengamos en cuenta a El General- falleció de un ataque al corazón), considerado el nuevo Salman Rushdie, perseguido por dos de los factores desestabilizadores del actual orden mundial, ha mostrado con la vida diaria la existencia de la Camorra, como un estilo de vida, una jerarquización social, una relación orgánica, ha sido un modelo en contra del silencio cómplice, de la pregunta por la verdad en una sociedad que se engaña simultáneamente al negar la savia interna que la impulsa.



Al ver la descripción del Sistema-Camorra en la sociedad de la Campania, sólo queda preguntarse frente a la historia reciente: ¿Si Nápoles es Gomorra, Colombia será Sodoma? Pregunta que sólo con el paso del tiempo y las acciones decisivas es posible lograr respuesta alguna.

Título Gomorra
Autor Roberto Saviano
Editorial Debate
Páginas 327 p.
Año 2007

Meramente coyuntural


Con el ánimo no enardecido por las pasiones personales y las que el noticiero me proporciona, al igual que dejando, el neofreudianismo que permite ver en todos los comportamientos humanos y no humanos expresiones de la libido (motor inconsistente del mundo), me propuse diseccionar y
descuartizar los eventos pasados e inmediatos a esta fecha nada particular del 1 de Diciembre de 2008. Noviembre, como los meses de la historia reciente colombiana ha sido toda una montaña rusa.

A lo largo del mes anterior, tuvimos la oportunidad de ver en Bogotá, y expandiéndose por todas las ciudades y pueblos del país, las copias piratas, ya sea en vídeo o en audio del magno concierto de Richard Clayderman, acontecido a finales de octubre, para su uso en distintos ascensores (y
ascensoristas) de cuanto edificio exista, en conmutadores de cuanta institución pública y privada y sobre todo en salas de espera de clínicas (en especial, la sección de Urgencias) y centros médicos, donde nos someteremos al delicioso agonizar propio del sistema a la salud a la colombiana. Su “Balada para Adelina” es todo un modelo de autosuperación para el usuario, habituado a las colas, y con la pierna a medio gangrenar, tanto como leer títulos ya olvidados bajo la turba de Coelho como “Juan Salvador Gaviota”.


Del campo de los sueños al de las “realidades”, descubrimos el mes pasado que ese cuento de los falsos positivos era cierto, que nuestro glorioso Ejército (cuyos triunfos son contra colombianos –no diré si inocentes o no, la competencia para ejercer justicia no corresponde a mi profesión-) ha trabajado con ese mortal eufemismo de bandas emergentes y sus antecesores y antecedentes, para brindar algunos de los éxitos más brillantes de la política de seguridad demo(pluto)crática. Hemos descubierto que el agua moja porque es una virtud del agua mojar, y ciegos no hemos visto que lo del Palacio de Justicia no es más que la punta del iceberg y que las múltiples condenas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos a pagar eran dinero de contribuyentes con las que se intentaba paliar el daño ya hecho (cosa imposible) sino que de no ser por las acciones de la gloriosa Institución, tendríamos más escuelas y menos hospitales volantes (léase helicópteros Black Hawk).


Igualmente, para los que teníamos nociones parciales, aprendimos que el mito del colombiano vivo y marrullero, uno de los mitos fundacionales de la nacionalidad es descartable. Por candidez, pero sobre todo por ambición, decidimos una vez más que el imperativo moral que supuestamente hace de esta la Nación del Sagrado Corazón, es completamente flexible, como los condones, al aceptar ser cómplices del lavado de dinero y de la estafa. El gusto por el dinero sucio en un país donde un nivel de vida decente es cada vez más dificil es tentador, y tal parece, que de forma hipócrita, en este caso medio país ha tomado en serio la máxima wildeana de que la única forma de evitar una tentación es caer en ella. Entre menos hablemos de la enigmática o debería decir paradigmática figura de David Murcia Guzmán y su familia DMG, menos perorearemos. Gracias al cuento de esa platica se perdió, los indígenas llegaron a Bogotá sin pena ni gloria, o con más pena que gloria, pero sin respuesta para ellos y para nosotros, sin claridad alguna... Un esfuerzo más de unos grupos sociales en la producción de un debate nacional... sin conclusión alguna...


Por otro lado, y aprovechando la coyuntura, los némesis del Pater Patriae, Monarca del Ubérrimo e Inteligencia superior joseobduliana han enviado una carta solicitando un diálogo con intelectuales. Sólo digo que si en este país, alguien quisiera la paz o lo que se le asemeje a la palomita blanca, sólo pondría cinco condiciones: una mesa cómoda, un televisor con señal de cable (preferiblemente con HBO, que aunque ha desmejorado algo, tiene a John Adams e In Treatment), la liberación unilateral de los secuestrados, cese al fuego y de hostilidades y probablemente una amnistía. El resto es habladera copro-lógica.


Con el escándalo de la semana (todas las semanas tenemos uno), ya la próxima tendremos nuevos fuegos artificiales, como siempre los partidos de la oposición juegan a imitar a doña Magola la de “Aquí no hay quien viva” (doña Concha en la versión española) diciendo “Exigimos la renuncia del... de turno...”, mientras el Pater Patriae, Monarca del Ubérrimo e Inteligencia superior joseobduliana sigue deshojando margaritas si viene el tercero, si en 2010 (aunque aparentemente esas hojas se cayeron) o en 2014, esperando a que llegue el momento de cantar “No, no, no, señor, yo no me casaré, así le dije al cura y así le dije al juez...” (de grata recordación gracias a “El taxista millonario”). Por otro lado, y entre reeleccionitis y anti-reeleccionitis, nuestros legisladores, ansiosos de protagonismo y de un púlpito que no les corresponde, deciden censurar a un programa por su moral discutible. Lo curioso y, parte de la lógica del negocio, es que el canal que lo emite, presenta sus noticias como una garantía de las buenas costumbres colombo-uribistas y nombra a Dios, mientras que su entretenimiento contradice sus valores noticiosos. Juego limpio, señores.



Ensartando de forma rápida las noticias, reconocemos la existencia de una crisis económica mundial, los atentados terroristas en la India, etc., vimos cómo Estados Unidos escogió a un presidente mesiánico (no tanto como el Pater Patriae) y estuvo a punto de elegir a una vicepresidenta casi loca y sensual, la cual, por su locura y conocimientos podría haber sido una candidata comparable a Charo, a la actriz mexicana Lyn May (la del vídeo de Mr. P.Mosh de los plastilinos) o mejor aún a Britney Spears, definiéndose como la hot mama-almost desperate housewive-porn symbol-Tina Fey’s clone de Sarah Palin. Respecto al novel presidente de los Estados Unidos, todo está sucediendo y sucederá como en El Gatopardo de Lampedusa: “Es preciso que todo cambie para que todo siga igual”.


Por último, al ver qué días en un rato de ocio nocturno la mezcla del consumismo, la moda y la música que es Fashion Rocks, ya sea en su versión británica o gringa; y ver a los igualmente consumistas Black Eyed Peas tocar un cover de la deliciosa Miss You de los Stones, recordé un cover de la misma canción,ya de hace unos años, realizado por Mirwais (más conocido en nuestro medio acuovisual por ser productor de Madonna desde su álbum “Music”) y con la voz de Craig Wedren, el cual gracias a You Tube, me permito presentarles a susmercedes.






P.D. Ya computa la computadora (Agradezco a Pastor López por la idea inicial de esta frase).



Intro

Pueden ustedes venir a limpiarse, a decir lo que se les venga en gana, que lo que se quiere en este blo(g) es mostrar todos los puntos de vista, cual caleidoscopio, como muestra de la relatividad y riqueza de opiniones (doxa) y pretensiones de verdad en un mundo ya lejano de la creencia en la verdad clara y simple. Ya el divino Wilde, hace más de cien años, antes de que el dolor inundara su arte (como experiencia hedonista, claro está), dijo alguna vez (supongo que frente a un público en una cena, o en una tertulia onanista mental) que “La verdad rara vez es clara y nunca es simple”, razón por la cual, el único objetivo es llegar a un acuerdo sobre la verdad (en especial si se escribe en v minúscula o en V mayúscula). Claro está que siendo partidarios de la validez de ciertos argumentos aparentemente evidentes o fáciles de manejar, la verdad o las verdades no surgen por consenso, tal como se preconiza en nuestras amadas demo-plutocracias políticamente correctas.


La idea, sin dar tantas vueltas, es que sin el mínimo respeto a lo que se presente, se use de cualquier recurso para comentar, opinar, insultar, o mejor aún, burlar cualquier forma de pensamiento sobre los problemas contemporáneos (qué sesudo), desde el drama tragicómico del conflicto armado colombiano hasta la ideota de Larry Flynt de volver a Sarah Palin (venusino símbolo de esa cosa que dudamos que existe llamada “América profunda”) no sólo símbolo conservador sino símbolo del porno; desde la crisis económica hasta los desvaríos de Britney Spears y por qué no desde la música marginal de las cumbias colombianas a la peruana hasta las pretensiones de literatura gonzo y demás que aquejan a todos los ciudadanos del villorrio que hasta hace unos años de forma onírica se quería llamar aldea global.


Así, pues, (una de mis muletillas favoritas... no me disculpo porque salvo en los sueños no puedo controlar a mi freudiano inconsciente), están todos invitados no sólo a leer las disquisiciones absurdas de este diletante en el egocéntrico oficio de garlar por medio de un blo(g), sino también a poner su grano de arena en este oficio no tan noble como la política ni tan antiguo como la prostitución, que es el de ser cronistas, a su propia manera y gusto de nuestros tiempos, falta hablar también sin pesadez, hiriendo los pareceres de mayorías y minorías, contra la castradora idea que la libertad de expresión tiene que ser políticamente correcta. Claro está que no deseo que nos pongamos a descubrir la Verdad, ella, y en situaciones como las actuales, sólo produce mártires, y no es valentía o cobardía, es que simplemente para estar aquí y hablar de todo, todos y de nadie no se requiere vocación de mártir ni de taumaturgo.


Por eso, bienvenidos al Toilet, pueden leerlo mientras tienen distintas clases de pensamientos, santos y non sanctos, mientras su cuerpo se relaja, se fuma un cigarrillo, mira las baldosas, grita o simplemente se pone de pie y se limpia. Haga lo que quiera, pero límpiese con la realidad y la irrealidad y participe si desea en este proyecto caritativo, que yo por mi parte, haré otro tanto.